¿Es verdad que necesitas “comer más” para ganar músculo? Cómo calcular un superávit sin engordar
- jessihidalgolop
- hace 13 minutos
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Si entrenas en el gimnasio y tu objetivo es ganar músculo, seguramente has escuchado esta frase más de una vez: “tienes que comer más para crecer”. Algunos la repiten como regla absoluta; otros la temen porque asocian “comer más” con subir grasa, perder definición o arruinar meses de esfuerzo. Aquí aparece la gran duda que divide a quienes buscan hipertrofia: ¿es verdad que necesitas comer más para crecer o es un mito mal explicado?
La respuesta corta sería “sí… pero no como te han dicho”. Y la respuesta completa —la que de verdad te ayuda a progresar sin engordar— requiere entender cómo funciona tu cuerpo cuando construye músculo, qué es un superávit calórico bien hecho y por qué tantas personas fallan aun “comiendo más”. A lo largo de este artículo vas a descubrir ese detalle clave que casi nadie explica y que, al final, marca la diferencia entre crecer de forma limpia o subir grasa innecesaria.
Qué significa realmente “comer más” cuando hablamos de hipertrofia
Cuando se habla de comer más para ganar músculo, muchas personas imaginan platos enormes, calorías sin control y la idea de que el cuerpo “aprovecha todo”. Pero el cuerpo humano no funciona como una bodega infinita que convierte cualquier exceso en músculo. Funciona más bien como una empresa muy cuidadosa con sus recursos: solo invierte en músculo cuando tiene razones claras para hacerlo.
Desde el punto de vista fisiológico, ganar masa muscular es un proceso costoso. Construir tejido nuevo requiere energía, aminoácidos, descanso y señales hormonales adecuadas. Según revisiones publicadas en Harvard Health y Journal of Strength & Conditioning Research entre 2020 y 2024, el cuerpo solo activa la hipertrofia cuando percibe que el estímulo del entrenamiento es suficiente y que hay energía disponible para sostener ese nuevo tejido.
Aquí aparece el concepto de superávit calórico, que no significa comer sin medida, sino consumir ligeramente más energía de la que gastas. Esa pequeña diferencia es la que permite que el cuerpo diga: “tengo margen para construir”. Sin ese margen, el cuerpo prioriza funciones básicas y mantenimiento, no crecimiento.
El problema es que durante años se difundió la idea de que “más es mejor”. Comer muchísimo no acelera la ganancia muscular; de hecho, la frena. El músculo tiene un límite diario de síntesis. Todo lo que exceda ese límite no se convierte en músculo, se almacena como grasa. Por eso, entender qué tan grande debe ser ese superávit es mucho más importante que simplemente “comer más”.

Cómo el cuerpo decide si usa las calorías para músculo o para grasa
Para entender por qué no todo el exceso calórico se transforma en músculo, imagina que tu cuerpo es como una batería inteligente. El entrenamiento de fuerza descarga esa batería y envía una señal de urgencia: “necesitamos más capacidad”. La comida es la energía que permite recargarla y, si hay suficiente estímulo, ampliar su tamaño.
Sin embargo, si la batería no se descarga lo suficiente —es decir, si no entrenas con la intensidad y progresión necesarias— el cuerpo no ve motivo para ampliar su capacidad. En ese caso, cualquier energía extra se guarda en otro lugar: el tejido graso.
Los estudios recientes del Journal of Strength & Conditioning Research muestran que la ganancia muscular depende tanto del superávit como del estímulo mecánico. Comer más sin entrenar bien no genera músculo. Entrenar bien sin energía suficiente limita la ganancia. Ambos deben ir de la mano.
Además, el estado hormonal influye mucho. El estrés elevado, por ejemplo, activa el cortisol. Puedes imaginar al cortisol como una alarma de emergencia: cuando está constantemente encendida, el cuerpo entra en modo ahorro. Según Mayo Clinic y Healthline, el cortisol alto reduce la síntesis de proteínas musculares y favorece el almacenamiento de grasa, incluso si comes “bien”. Por eso, muchas personas que comen más no crecen: su cuerpo no se siente en un entorno seguro para invertir en músculo.

El superávit calórico: pequeño, preciso y estratégico
Uno de los mayores errores al buscar hipertrofia es pensar que el superávit debe ser grande. La evidencia científica actual es clara: un superávit pequeño es más efectivo que uno grande. Estudios de 2020 a 2024 indican que el rango óptimo suele estar entre 200 y 300 calorías por encima del mantenimiento para la mayoría de las personas que entrenan fuerza.
Este margen es suficiente para cubrir el costo energético de la síntesis muscular sin generar un exceso que el cuerpo transforme en grasa. Superávits mayores no aceleran el crecimiento muscular porque la capacidad de construcción del músculo es limitada. Es como intentar meter más ladrillos en una pared que ya está siendo construida al máximo de su velocidad: el excedente se queda fuera.
Aquí es donde muchas personas se frustran. Comen mucho, suben rápido de peso y, al mirarse al espejo, notan que el cambio no es el que esperaban. No es que su cuerpo “no sirva”, es que el superávit no fue calculado ni ajustado a su realidad.
Cómo calcular tu superávit sin engordar
Calcular un superávit no requiere fórmulas complicadas ni aplicaciones obsesivas, pero sí observación y ajuste. El primer paso es conocer tu consumo de mantenimiento, es decir, cuántas calorías necesitas para mantener tu peso actual entrenando como entrenas.
Una vez que tienes ese punto de referencia, el superávit debe añadirse de forma gradual. La ciencia sugiere que aumentar de peso entre 0.25% y 0.5% de tu peso corporal por semana es un ritmo adecuado para ganar músculo minimizando la ganancia de grasa. Subir más rápido suele indicar que el superávit es demasiado alto.
Aquí entra un concepto importante: alimentación consciente. No se trata solo de números, sino de observar cómo responde tu cuerpo. Si semana tras semana el peso sube rápido, la ropa aprieta y el rendimiento no mejora, probablemente estás comiendo de más. Si el peso se mantiene, la fuerza sube y la recuperación es buena, vas por buen camino, incluso si el cambio visual es lento.
Según Harvard Health, el cuerpo prefiere cambios graduales. La hipertrofia sostenible es lenta por naturaleza. Intentar acelerarla suele tener el efecto contrario.
El papel de la proteína y los carbohidratos en el superávit
Cuando se habla de superávit, muchas personas se enfocan solo en las calorías totales y olvidan la distribución de macronutrientes. Esto es clave. La proteína es el material de construcción del músculo, pero sin energía suficiente no se utiliza correctamente.
La evidencia reciente, incluida en revisiones de JAMA y Healthline, indica que consumir entre 1.6 y 2.2 gramos de proteína por kilo de peso corporal maximiza la síntesis muscular en personas que entrenan fuerza. Comer más proteína que eso no genera más músculo; comer menos limita el proceso.
Los carbohidratos, por su parte, funcionan como el combustible del entrenamiento. Son la gasolina que permite entrenar con intensidad y volumen suficientes. Cuando los carbohidratos son insuficientes, el cuerpo eleva el cortisol y utiliza proteína como energía, lo que va en contra de la hipertrofia. Por eso, un superávit bien hecho no es solo “más comida”, sino más energía útil para entrenar y recuperarte.
Por qué algunas personas “comen más” y no crecen
Aquí se cierra el loop que abrimos al inicio. Muchas personas comen más, entrenan y aun así no ven crecimiento. El factor que suele pasarse por alto es la recuperación. El músculo no crece durante el entrenamiento, crece cuando descansas.
Dormir poco, vivir con estrés constante o entrenar sin periodos de descarga mantiene al cuerpo en modo alerta. Según Mayo Clinic, dormir menos de seis horas reduce significativamente la síntesis de proteínas musculares. Es como intentar construir una casa mientras alguien desarma lo que ya hiciste cada noche.
Además, entrenar demasiado también puede ser contraproducente. Más volumen no siempre es mejor. El cuerpo necesita estímulo, pero también tiempo para adaptarse. Un superávit calórico sin recuperación adecuada no se traduce en músculo, se traduce en fatiga y grasa.

La verdad que casi nadie dice sobre “comer más”
La frase “comer más para crecer” no es falsa, pero está incompleta. La versión correcta sería: “Necesitas comer un poco más, entrenar mejor y recuperarte bien para que tu cuerpo quiera crecer.”
El músculo solo se construye cuando el cuerpo percibe un entorno seguro: energía suficiente, estrés controlado y estímulo adecuado. Cuando falta una de estas piezas, el crecimiento se detiene, por más comida que haya.
Por eso, la recomposición corporal —ganar músculo sin ganar mucha grasa— no es magia ni genética privilegiada. Es estrategia, paciencia y ajuste constante. La ciencia respalda este enfoque porque respeta la biología humana, no la fuerza.
Conclusión: crecer no es comer sin límite, es comer con intención
Sí, necesitas comer más para ganar músculo, pero no de la forma que muchos creen. El superávit calórico efectivo es pequeño, calculado y acompañado de un entrenamiento inteligente, buena proteína, suficientes carbohidratos y descanso real.
Cuando entiendes esto, desaparece el miedo a “engordar” y aparece la confianza en el proceso. El cuerpo responde cuando se le da lo que necesita, no cuando se le satura.
Si tu objetivo es ganar masa muscular sin sacrificar bienestar ni salud, la clave no está en comer sin control, sino en aprender a comer estratégicamente.

Si quieres aprender a calcular tu superávit calórico de forma personalizada y ganar músculo sin engordar, agenda una asesoría con nuestros nutriólogos deportivos o pregunta en recepción por los planes de hipertrofia y recomposición corporal. Tu progreso empieza cuando tu estrategia es tan fuerte como tu entrenamiento.




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